Organizaciones de hombres abrazan la causa de las mujeres por la igualdad y se hacen oír
Los hombres que sí aman a las mujeres
No pretenden una lucha al margen de la de las mujeres y están cansados de que se les confunda con los grupos de padres separados que reivindican derechos frente al otro sexo. "Pero, ¿tú de que lado estás? - les reprochan estos-,"¿de qué vais con eso del cambio?". Le deben al feminismo su afán por perseguir la igualdad y actuar contra la discriminación y la violencia. Rechazan la guerra de sexos y crean espacios masculinos de reflexión para arrojar luz sobre la ceguera del patriarcado. ¿Les hace eso menos hombres?
"En absoluto", responde Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género. "Esas personas trabajan por un espacio de convivencia en el que el referente de desarrollo esté sobre lo común y lo que se comparte, y no sobre estructuras rígidas repartidas. No queremos que se fabriquen moldes de muñecos y muñecas. Hay que crecer compartiendo las mismas referencias". Sociólogos, psicólogos, antropólogos... hombres preocupados por el corsé de la masculinidad tradicional y que han revolucionado el panorama asociativo en España, fueron citados antes de cambiar el año por la titular de Igualdad, Bibiana Aído, y el propio Lorente. La Vanguardia da a conocer a algunos de ellos y el contenido de su carta a los reyes del ministerio de igualdad.
ANDRÉS MONTERO
"Debe interiorizarse la igualdad como una necesidad democrática"
Psicólogo, 40 años. Dirige el Instituto de Psicología de la Violencia. Su compromiso con la igualdad comenzó al investigarla. Aprendió dos cosas: que está en la mente y que es un instrumento para imponerse y someter al otro. "La desigualdad está en la base de la violencia y, por tanto, la igualdad es su remedio de partida. Pero ahí están las resistencias de un modelo social que discrimina a mujeres a favor de hombres. ¿La más clara? Esa trampa de la masculinidad que consiste en afirmar que la igualdad ya existe y que lo único que deben hacer ellas es practicarla (eso sí, sin alterar los códigos dominantes). Si quieren ser iguales que lo sean, pero a los hombres. Inventarse fenómenos psicojurídicos como el Síndrome de Alienación Parental o extender mitos como las denuncias falsas son otras resistencias". Al ministerio le pide más creatividad al comunicar. "Sólo cuando la mayoría social interiorice la igualdad como necesidad democrática iniciaremos el cambio".
ERICK PESCADOR
"Hay que actuar con chicos y chicas: ellas aún participan de roles machistas"
Sociólogo. 38 años. Preside la Asociación para la Creación de Vínculos de Equidad (ACVE), que gestiona el proyecto Ulises para la prevención de la violencia. Desde los 18 años asiste a cursos sobre feminismo y estudia la perspectiva de género. Su objetivo: alumnados, profesorados, madres y padres, agentes sociales y cuerpos de policía. Le pide al Ministerio que actúe en el ámbito educativo. "Debe lanzar campañas donde los hombres aparezcan no sólo como modelo tradicional o que ha usado en algún momento la violencia, sino alternativo". Pescador insta a abordar las masculinidades en ambos sexos. "Sorprende cómo las chicas participan de los roles machistas - alega-,normalizan comportamientos que las oprimen, como ese deseo de ponerse tetas . Te dicen que lo hacen por ellas mismas, pero se trata de la importancia que le dan al hombre y al modelo tradicional de deseo, en el que lo importante a la hora de elegir pareja es que tenga un buen par de tetas más que otro tipo de valores". Separarse, ser padre, jubilarse... los cambios empujan a algunos hombres a la reflexión. "No se dan cuenta de cómo la falta de escucha emocional les distancia de la realidad".
HILARIO SÁEZ
"No es responsabilidad de las mujeres cambiar hacia la igualdad"
Sociólogo. 48 años. Cofundador del Foro de Hombres por la Igualdad. Desde el taller Mi señora plantea la vergüenza de la violencia de género. "Las mujeres estaban hartas de ir a talleres. ´Eso está muy bien pero, ¿por qué no se lo cuenta a mi marido?´, te decían. Es cierto, no es responsabilidad de las mujeres cambiar hacia la igualdad", asegura. Sáez confía en que el ministerio haya entendido que "hablamos de un programa nacional de hombres por la igualdad que refuerce apuestas locales y autonómicas". "Es crucial - añade-que los hombres hablemos contra la violencia machista y que el mejor argumento contra ella sea la igualdad. Y eso implica que nos planteemos el reto de la igualdad. Si para ellas ha sido la incorporación al mercado laboral, para nosotros es asumir la corresponsabilidad en los cuidados, y no precisamente como un problema de poder en términos de custodia compartida. Es verdad que la separación es un problema para muchos hombres porque el mercado de la vivienda no te permite mantener dos, y es paradójico que no haya ayudas para acceso a la vivienda de padres separados. Pero también están los accidentes de tráfico y laborales (90% de hombres). La violencia no es sólo un problema de maltratadores, es una manifestación masculina, un problema de ellos que sufren ellas. No gastaríamos tanto en salud - dice-si los hombres aprendiéramos a cuidarnos, y eso se aprende cuidando. O si los chavales vieran que la publicidad machista de motos potentes pone en peligro su vida".
HEINRICH GELDSCHLÄGER
"El género debería formar parte del currículum educativo"
Psicólogo. 39 años. Trabaja en la Fundació Institut de Reinserció Social (IRES) en Barcelona. Llegó de Alemania hace 13 años, para un posgrado en psicoterapia. "Si no tienes la suerte de tropezar con un profesor que toca el tema de la igualdad, la masculinidad o el género, no es un tema que se aborde en la Universidad", afirma. Lo suyo sería, considera, que el género formara parte del currículum educativo, desde el parvulario hasta el rectorado. "Yo me introduje a la vez en el ámbito personal y profesional: mi pareja me hacía ver los privilegios masculinos y me los cuestionaba, mientras en el trabajo abordaba la violencia y, por tanto, la desigualdad en las relaciones y el modo en que se construyen individual y socialmente la masculinidad y la feminidad". IRES gestiona dos servicios dirigidos a hombres que ejercen la violencia: el voluntario, del Ayuntamiento, y los programas formativos de Justícia, con los que se sustituyen condenas de menos de dos años, pero cuya duración es exigua.
Trabajador social. 45 años. Presidente de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige). "Queríamos romper con el inmovilismo masculino y hablar de cómo nos relacionamos con las mujeres y la familia. Nos deconstruimos como machistas y nos reconstruimos como personas", comenta. Su organización recibe alabanzas pero también críticas, amenazas... "Desde los que nos llaman traidores, vendidos al feminismo, hasta los que nos llaman maricones. Que la adiministración nos abandone permite que surjan movimientos de hombres que se disfrazan de igualitarios y nos ven como enemigos. Pero con su odio y rencor no se construye la igualdad. La custodia compartida es maravillosa, pero no como arma contra las mujeres. Abogamos por una paternidad responsable y completa, y eso, al final, se llama custodia compartida.
Antropólogo y trabajador social. 36 años. Fundó la web Heterodoxia de hombres pro feministas. Prefiere el término discriminación heterosexista a patriarcadoyconfiesa adeudarlo todo al feminismo. "Habría sido muy difícil tomar conciencia y comprender nuestras experiencias sin él". Reacio aún a las organizaciones mixtas - "los hombres hemos de trabajar entre nosotros para que un cambio repercuta a nivel general"-considera que los cambios pasan por que los hombres puedan sentirse bien como hombres sin necesidad de tener el poder y control económico. "Estar en el paro y dependiendo de una mujer se vive todavía como un cuestionamiento de la masculinidad". La crisis de la construcción en Almería y el mayor paro masculino llevará a más adicciones y violencia de género como no se trabaje en los hombres la gestión emocional del fracaso, vaticina.
"Se ha tardado mucho en consultar a las asociaciones de hombres. ¿A qué esperaba el Gobierno para usarnos? Hoy los hombres están en fase reactiva, diciendo que las mujeres se han pasado. No han entendido que el feminismo está por la igualdad y busca potenciarnos. No dejan de verse como víctimas y pretenden que ellos no están ideologizados. Dicen que son neutrales: ¡ni machismo ni feminismo, igualdad!, sueltan. Tenemos una serie de actitudes adquiridas por tener que demostrar que somos hombres, y no ven que igual nos va mejor sin esa necesidad de ser importantes e ir con los cojones por delante. Y eso es lo que quiere el feminismo".
CRONOLOGÍA DE UN MOVIMIENTO MINORITARIO PERO NADA ANECDÓTICO
El movimiento de hombres por la igualdad, entonces llamados profeministas, surge en los países nórdicos, en los 70, por su proximidad con el movimiento feminista. En España, los primeros grupos de hombres - así se han organizado tradicionalmente-se forman en 1985, en Valencia y Sevilla, aunque es en la última década cuando cobran relevancia.
1996: Grupos de hombres. Comienza a funcionar el grupo de hombres de Sevilla, decano del grupo de hombres en España.
1997: El caso Orantes. El asesinato de Ana Orantes, calcinada por su ex marido en Granada, lleva a los grupos de hombres a lanzar su primer manifiesto: El silencio nos hace cómplices.Asumen la campaña del lazo blanco contra la violencia machista que se daba en Canadá.
2001: Ahige y Heterodoxia. Jerez celebra sus primeras Jornadas estatales sobre la condición masculina, que coinciden con un congreso internacional sobre retóricas de la masculinidad en la Universidad de Servilla y las jornadas de Emakunde en el País Vasco. Surge en Málaga el embrión de Ahige (Asociación de hombres por la igualdad de género) a partir de la que se multiplica el movimiento de hombres. Se crea la web Heterodoxia, que hoy recibe 6.500 visitas y tiene la lista de correos más activa: Hombres abolicionistas, Sopa de hombres, Prometeo...
2004: La ONU se pronuncia. Insta a los gobiernos a elaborar políticas de igualdad dirigidas a los hombres. Comienzan a surgir intervenciones a nivel internacional.
2006. La iniciativa de la UE. Europa se suma a la reclamación de la ONU e insta a crear alianzas en positivo: que los hombres lo reciban como algo bueno para ellos. Pide, además, que se creen recursos específicos para hombres (sin quitárselos a las mujeres) y haya acciones dirigidas a ellos y afines a las políticas para mujeres. Desde Sevilla se abre el Foro de Hombres por la Igualdad, que se constituirá a nivel nacional.
José Saramago urge a una manifestación masculina contra la violencia de género pero la considera una utopía. Con su apoyo, el Foro la organiza: se inicia la repercusión mediática.
2008: Llamada del ministerio. La ministra de Igualdad demuestra que se toma en serio la incorporación de los hombres a sus políticas al citar el 15 de diciembre a una delegación de los bregados en la causa. Su antecesora, la secretaria de Igualdad Soledad Murillo, ya se había reunido con ellos.
¿Por qué sorprende que algunos hombres luchen contra la desigualdad?
Maricel Chavarría
http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20090107/53612497629.html
Hombres por la igualdad y contra la violencia sexista - Artículos
Carta abierta de un varón a otro varón
"Querido congénere:
Esta carta no podía tener otro destinatario que no fueras vos. Nadie podría entender mejor de qué hablo, qué quiero decir. Querido congénere, vos y yo, varones ambos, estamos en peligro de extinción. Así como nos mandaron a vivir nuestras vidas de hombres, así como nos mandaron relacionarnos con las mujeres, con nuestros hijos, con las cosas, con los seres, con el mundo, así no va más.
Te quiero contar cosas que escucho, que siento, que pienso, que vivo y que veo, cosas que nos involucran y que, quizás, no ignoras y te preocupan tanto como a mí. Veo mujeres tristes, desalentadas, resignadas a no encontrarse emocionalmente con nosotros, a no contarnos como compañeros de vida, digo como verdaderos compañeros de vida, como hombres dispuestos a explorar con ellas los espacios desconocidos del afecto, a confiar en que nuestras diferencias nos enriquecerán, dispuestos a mirarlas con cariño, con ternura, con humor, además de con deseo. Veo mujeres que no nos entienden ni se sienten entendidas por nosotros, mujeres que han hecho hasta lo imposible por comunicarse (y debo decirte querido congénere, que a menudo hacen de más, se ponen demasiado ansiosas, sofocan, se adelantan a nuestros tiempos). Han hecho hasta lo imposible guiadas por la mejor, la más amorosa de las intenciones. Y hoy a muchas las veo y escucho resignadas a convivir con hombres que siempre serán extraños y lejanos o, directamente, a prescindir de ellos. Muchas mujeres prefieren compartir su tiempo con otra u otras mujeres: reciben más afecto, más comprensión, más compañía (aunque le falte el tipo de compañía, comprensión y afecto masculinos que tienen otra energía, otra vibración, no opuesta sino complementaria). Hay mujeres a las cuales empezamos (sólo empezamos) a resultarles prescindibles. Y si prescinden de nosotros, ellas estarán sin hombres, pero los que estaremos verdaderamente solos seremos nosotros, te lo aseguro. Nosotros, los varones sabemos muy poco, o nada, de estar solos, salvo en las trincheras o arriba de un ring. Y aún así, nos damos el dudoso lujo de aislarnos.
Por las dudas, te lo aclaro: cuando digo que las mujeres acabarán prefiriendo estar con mujeres, no hablo de sexo. Lo aclaro porque sé que los varones sabemos poco de intimidad, simplificamos y nos confundimos. Estarán juntas de un modo que nosotros no sabemos estar entre nosotros. Espero que entiendas. Y si no, hermano, espero que empieces a aprender a entender.
Veo y oigo, también, a muchos hijos desalentados. Ya no hacen más esfuerzo por acercarse a sus padres, ya no esperan que sus padres se acerquen a ellos, quiten el candado de la distancia emocional, compartan sentimientos, sensaciones. Ya no esperan que sus padres se interesen de verdad por lo que a ellos o ellas (hijo, hija) les pasa, ya no aspiran a ser revalidados por la amorosa y firme mirada paterna. No sé si te ocurre, no sé si te ha tocado, pero he sido testigo u oyente de muchas palabras de hijos desalentados. Dicen cosas como “A mi viejo no vale la pena pedirle nada, nunca tiene tiempo, siempre está ocupado”. O dicen: “Me hubiera gustado verlo en la entrega de diplomas, me hubiese gustado que estuviera allí (y no en una reunión o jugando al tenis o llevando el coche al taller) el día que traje a mi novia por primera vez a casa”. O dicen: “Me gustaría no sentir este silencio incómodo cuando nos quedamos solos. Me gustaría que me mire a los ojos cuando me habla. Me gustaría que no opine sobre todo lo que digo. Me gustaría que me escuche sin juzgarme. Me gustaría que alguna vez me prohíba algo y me lo explique, así puedo aprender. Me gustaría que no me trate como a un amigo, que no se haga el pendejo, que no me robe mi manera de hablar; necesito sentir que es mayor que yo, que tiene otra experiencia, que sabe cosas que no sé, que podré confiar en él si me pierdo. Y así, con un padre pendejo, no puedo. Y paso vergüenza ante mis amigos, porque encima no funciona como pendejo”.
Muchos de esos hijos, hermano varón, ya no buscan a sus papás, se han resignado a perderlos emocionalmente o a tenerlos sólo como proveedores. Y eligen como confidente a mamá. Ella, que nunca fue varón, que no se siente como varón, que carece de experiencia de varón, tiene que explicarles desde qué hacer con una chica (¡yo tampoco lo creía hasta que fui testigo varias veces!), hasta como enfrentar una situación temida. Para esos hijos pronto seremos prescindibles. Ellos se quedarán, funcionalmente, sin padre, les será doloroso pero seguirán adelante con su vida, aprenderán a ser hombres de alguna manera, acaso sean buenos hombres. Los que nos vamos a quedar de veras solos somos nosotros.
No sé si te pasa, no sé si lo sientes, observo cada vez más hombres que desconfían de otros hombres, que los ven como enemigos, como obstáculos, o a lo sumo los ven como instrumentos, como medios. “Este tipo me sirve o no me sirve, lo tengo que cuidar o lo tengo que cagar”. Escucho eso, lo escucho con una frecuencia que me alarma. Pasa en las empresas, en la política, en la vida social, en los clubes, en las agrupaciones profesionales. Veo cada vez más hombres enceguecidos por la ambición, a los que no les importa qué precio (moral, en salud, en dinero, o reputación) hay que pagar para tener. Tener, ésa es la palabra, hermano varón. Tener poder, mujeres, plata, casa, cosas (no importa qué cosas: cosas). Cuando hay tan poca solidaridad, tan poca empatía, tan poca camaradería entre los varones estamos mal, hermano varón. Nos quedaremos solos, solos entre nosotros, solos y en guardia, solos y enfermos.
Cada vez veo más hombres deprimidos, hombres que no duermen, hombres que parecen pastilleros ambulantes (viagra, alopidol, alplax, clorazepán, ansiolíticos, sedantes, antiácidos, antiinflamatorios, analgésicos, farmacias que caminan), hombres que desoyen todos los síntomas con que sus cuerpos les hablan, hombres con dolores, con malestares físicos o emocionales a los que prefieren no atender. Morimos antes de tiempo o llegamos estropeados a nuestra vejez. Necesitamos, para nosotros y para otros, llegar vivos a la hora de nuestro final, con capacidad para convertir nuestras experiencias en sabiduría y para hacer de nuestra sabiduría una herramienta al servicio de nuestros afectos y nuestro mundo. Pero la gran mayoría de nosotros estamos llegando vacíos, sin nada para transmitir, habiendo acumulado vivencias como quien junta fotos, pero sin haberlas transformado en algo trascendente.
Así no va más, hermano varón, querido congénere. Con nuestra violencia, con nuestra ausencia de perdón, de comprensión, de flexibilidad, estamos destruyendo el mundo. Digo nosotros, digo los varones, no es un “nosotros” abstracto. Digo los hombres (no digo “la humanidad”), los que tenemos pito y voces gruesas y pelos en todas las partes (a veces no en la cabeza). ¿Se entiende, muchacho? Digo que los varones, con nuestro maldito mandato machista, ya hemos mucho daño y ya nos hemos hecho mucho daño a nosotros. Así, no va.
Seremos prescindibles para las mujeres. ¿Quien nos hizo creer que estarán siempre a nuestros pies, muertas por nuestros pitos? Seremos prescindibles para nuestros hijos. La paternidad biológica es solo un dato, un accidente, hay que darle sentido, llenarla de contenido. Prescindimos entre nosotros el uno del otro, apenas nos usamos. Así no se construyen vínculos fraternales y fecundos. Ya hay mujeres (narcisistas si querés, egoístas si te parece, estoy de acuerdo) que nos usan de padrillos, a veces sin que los sepamos, para tener hijos y librarse de tener maridos. Ya hay fecundación .in vitro. Y si la clonación avanza (Dios no permita que esos locos omnipotentes lleguen a cumplir, invocando a la ciencia, sus sueños demenciales) bastará con una célula materna para crear un hijo. Y no seremos necesarios ni como sementales. Será el ominoso final de un modelo que nos hizo creer invulnerables, poderosos y ganadores. ¿Qué ganábamos, querido congénere?
¿De veras no estás un poco harto de tener que demostrar todo el tiempo que tenés huevos? ¿Qué quiere decir tener huevos? No es algo que elegiste, no es algo que se logra con esfuerzo, con aplicación, con creatividad. Terminémosla con los huevos. La mayoría de nosotros (la penosa inmensa mayoría) ni siquiera sabe qué función cumplen los testículos en nuestro organismo.
¿De veras no estás harto de demostrar tu aguante, de bancártela solo? También los burros tienen mucho aguante. Y los bueyes. ¿Hay algo más por lo que destaques? ¿Algo propio, generado desde tu corazón?
¿De veras no estás harto de tener que demostrar a las mujeres el largo y el grosor de tu pene, de tratar de batir records cuando estás con ellas? ¿No estás harto de ir a la cama con pavor de que tu arma tenga la pólvora mojada? ¿No estás harto de negarlo, lo vas a negar ahora una vez más? Yo soy como vos, de manera que aquí podés ahorrártelo. Y, de paso, ¿no te gustaría saber un poco más acerca de cómo sienten sexualmente las mujeres, de qué les gusta, de qué esperan de vos antes de que empieces con tu exhibición y las dejes afuera? ¿No crees que podés llevarte alguna grata sorpresa al averiguarlo? ¿O para vos no hay nada que aprender? ¿Dónde aprendiste tanto? ¿Te lo enseñó tu papá, o algún hombre mayor sabio, cariñoso, afectuoso y comprensivo? ¿O lo aprendiste de oídas? ¿O pagando a una mujer de la cual no recordás el rostro? ¿De veras no estás harto?
¿De veras no estás harto de mirar de reojo el auto del tipo del lado, y si es más nuevo o potente que el tuyo, salir corriendo a cambiar tu coche para que no crean que sos pobre o que tenés menos poder, o que la tenés más corta?
¿De veras no estás harto de hablar sólo de lo bien que te va, de callarte los dolores, las dudas, las vergüenzas, las dudas? Digo, ¿no estás harto de aparentar, de competir aún de palabra, de tapar, de disimular?
¿De veras no estás harto de tanto chiste machista, de tanto infantilismo acumulado, de tanta simpleza intelectual, de tanto desprecio por las mujeres, por los homosexuales, por los que apuestan a otra vida y a otros vínculos sin que pierdan por eso ni una gota de testosterona? ¿No estás harto, eso quiero decir, de vivir con el culo apretado por el miedo, por el pánico a lo diferente?
¿No estás harto de justificar guerras, matanzas y destrucciones en nombre de la política? ¿No estás harto de callar, por miedo a que te llamen tonto, ingenuo o maricón, tu oposición a la muerte de quien sea, de un palestino, de un libanés, de un judío, de un afgano, de un iraquí, de un serbio, de un croata, de un ruso, de un indio, de un paquistaní, de una mujer, de un chico (de miles y miles de chicos), no estás harto de tu propio silencio e inacción?
¿No estás harto de tener sólo cuatro o cinco temas de conversación (mujeres, política, fútbol, economía, tecnología) temas seguros, donde nunca arriesgarás nada personal, temas protegidos, temas que, a fuerza de ser los únicos, te alejan de otros temas, de otra gente, del corazón de otra gente (mujeres, hijos, amigos, nuevos seres a conocer) y de tu propio corazón?
¿No estás harto de ser un eterno adolescente, alguien que se niega a entrar en las etapas evolutivas de la vida, alguien que se convierte, mientras pasan los años, en la patética caricatura de un púber y que , por muy macho que se diga, no tiene coraje (o huevos, como te gusta decir) para emprender la aventura espiritual, emocional y cósmica de convertirse en un hombre de verdad, un hombre de los que el mundo, y las mujeres, y nuestros hijos, y los otros amigos, necesitan?
Si no estás harto, acaso cuando lo estés ya sea tarde, ya estarás definitivamente solo, ya serás absoluta e irreversiblemente prescindible. Si no estás harto, formás parte de una especie en extinción. También los dinosaurios lo eran, aunque no lo supieran, cuando parecían enormes y poderosos. Formás parte de una especie en extinción y no habrá una ONG que esté dispuesta a rescatarte. Otras especies serán prioritarias. Especies que no depredan, que no discriminan, que no asesinan masivamente entre sí, que equilibran el universo.
Si estás harto, el momento de cambiar es ahora. No hay excusas, no hay peros.
Así no va más. Me dirás que sí va, mire quienes gobiernan los países, quienes están al frente de las empresas, quienes rigen el deporte, quienes manejan las finanzas, quienes son los economistas que ven números pero no personas, quienes inventan cada día una guerra para seguir vendiendo armas y robando petróleo mientras invocan causa inexistentes, quienes mandan a morir a los hijos de los otros, quienes intoxican a nuestros hijos con la comida chatarra, televisión chatarra, juguetes chatarra, ideas chatarra, quienes nos hacen creer que moriremos si no tenemos un auto, un plasma, una computadora de ultimísima generación, que seremos poca cosa sin una zapatilla que hasta marca nuestras pulsaciones, quienes manipulan nuestra salud desde las corporaciones farmacéuticas. Miro y los veo. Son hombres insalubres, inoculados e inoculadores de un paradigma tóxico. Y son mayoría. Es cierto. Pero te repito. También los dinosaurios parecían invulnerables, cuando, aunque ellos no lo supieran, ya estaban en extinción. Y, de paso, pido perdón a los dinosaurios por la comparación. Estos hombres no son inocentes como eran ellos. Son imputables. A esta altura de la historia, de las comunicaciones, de la sociología, de la psicología, de la información y del conocimiento, son imputables. No podrán decir que no sabían. En todo caso que digan que les gustaba y les creeremos. No podrán decir que cumplían mandatos. La civilización ha vivido cosas que impiden aceptar esa excusa.
Por eso digo, hermano varón, que si estás harto sólo te queda el camino de empezar a cambiar tus conductas. No tus palabras, no basta con que cambies de discurso. Hay que transformar las acciones, las actitudes, los hechos. Y también las palabras. Quedarte en el discurso te hará imputable. El tiempo es ahora. El lugar es tu casa, tu trabajo, el espacio que compartes con tu mujer (o con las mujeres), con tus hijos, con otros hombres. Es aquí y ahora, cada día en cada lugar. Ya. No te dejes engañar por esa mayoría de hombres que ves. Los varones somos, con el paradigma masculino hegemónico hoy vigente, una especie en peligro de extinción. Y esos tipos son los responsables. ¿ Querés ser como ellos? Yo no.
Me preguntarás desde dónde hablo, qué derechos me arrogo. Cuál es mi púlpito. Me identifico. Soy un varón de este mundo, de este tiempo. Un marido, un padre, un profesional. Un hombre que ha vivido ya más de la mitad de su vida y ha experimentado todos los mandatos del paradigma. Que hace tiempo ya no quiere más de eso.
Soy un hombre harto de estos hombres. Un hombre que tiene con ellos una cuestión personal, porque degradan mi sexo. Soy un hombre al que le duelen los tiempos que vive. Un hombre que tiene la visión de un mundo compasivo y fraternal, inclusivo, enriquecido por la diversidad, fecundo. Un hombre harto que sospecha no ser el único hombre harto.
Si también estás harto, nos encontraremos en el camino.
Hasta entonces, un abrazo fraterno."
Sergio Sinay
Extracto del libro "La masculinidad tóxica" de Sergio Sinay (2006) Ediciones B, Argentina.
Publicado en http://lavozdelaarboleda.blogspot.com
* Gafas para los que no vemos.
Resulta curioso como de un tiempo a esta parte está rulando un discurso oficialista asumido a pies juntillas por gran parte del colectivo masculino; ese discurso que iguala machismo a violencia directa contra la mujer, y que se olvida de todas aquellas prácticas que interesa que no se vean y que son la fórmula más subrepticia, sutil e inteligente de perpetuar un sistema injusto desde los hombres para/con las mujeres. Ser varón y ejercer la violencia contra las mujeres no se limita a emplear la agresión más directa y brutal, y aun siendo ésta la forma más repugnante y denunciable, no olvidemos que es solamente una de sus vertientes. Esto equivaldría a decir: como yo no pego a mi mujer ya no soy machista, y el problema es de otros, no mío. Y aunque no hay peor ciego que el no quiere ver no está de más regalar gafas para facilitar la visión de las distintas formas en las que las mujeres sufren la falta de respeto hacia sus derechos más básicos como personas.
Los hombres ejercemos violencia sobre las mujeres cada vez que hacemos sentir culpables a nuestras compañeras de todos nuestros problemas, cuando permitimos que nuestras compañeras y madres trabajen doce meses al año dieciséis horas diarias en tareas domésticas que no se asumen de una forma igualitaria, ejercemos violencia cuando guardamos silencio ante la discriminación económica por la realización de las mismas funciones, cuando presionamos a las mujeres para que consigan un determinado modelo corporal, cuando hacemos chistes machistas, cuando les tratamos como un simple objeto sexual, cuando controlamos los gastos que realizan, cuando nos creemos en la obligación de protegerlas, cuando hacemos de segundo padre diciendo qué es lo más conveniente y/o correcto para ellas, cuando les obviamos en el lenguaje y empleamos expresiones sexistas, cuando pensamos que las mujeres son solamente una suma de partes y no una persona al completo, cuando no respetamos su forma de vivir la sexualidad y empleamos como vara de medir la nuestra, cuando sabemos que se está ejerciendo violencia masculina al lado de nuestra casa y nos callamos porque “ en su casa cada uno hace lo que quiere”, cuando reímos las gracias del Don Juan de pacotilla que cuenta sus múltiples conquistas, cuando nos creemos en el derecho de decidir sobre su propio cuerpo y les imponemos tanto el aborto como la exigencia de tener hij@s, cuando les obligamos a rendirnos cuentas de sus relaciones y amistades, cuando disponemos de tiempo libre porque realizan las tareas domésticas, cuando asumimos alguna tareilla en la casa pero las responsabilizamos de aquellas que no tienen ni principio ni fin, cuando queremos imponerles como la única válida nuestra visión del mundo...
Evidentemente, la lista podría alargarse casi ad infinitum, ya es hora de que los hombres veamos aquello que nos señala y cuestiona como productores de violencia. Si asumimos aquel bello eslogan del movimiento feminista que dice “ lo personal es político” , es indispensable empezar a hacer política con mayúsculas avanzando juntos tod@s, cambiando situaciones radicalmente injustas con hechos concretos y creando día a día otro mundo, porque si “ Otro mundo es posible” y está en nuestras mentes, necesita de nuestras manos para hacerlo.
Daniel Leal
www.hombresigualdad.com
* La construcción del movimiento masculino dirigido a terminar con la violencia contra las mujeres.
Michael Kaufman
www.michaelkaufman.com
* La política del género.
Michel Flood
www.stopmachismo.net
El sexismo y el feminismo podrían parecer relevantes sólo para las mujeres. Después de todo, son las mujeres quienes adquieren menos empleos o promociones en el trabajo. Son las mujeres quienes sufren el acoso sexual, los asaltos sexuales y la violación. Son las mujeres quienes están subrepresentadas en la política. Son las mujeres cuyos cuerpos son continuamente cosificados en la pornografía y los medios. Son las mujeres las invisibles en nuestro lenguaje.
Sin embargo, si analizamos más detenidamente estos hechos, podemos ver claramente que el sexismo y el feminismo involucran a los hombres. Si las mujeres no participan en la fuerza laboral y la política, ¿quiénes lo hacen? ¿Quiénes sujetan a las mujeres al acoso sexual y la violación? ¿Quiénes son visibles en nuestro lenguaje?
Éstos son ejemplos importantes y ampliamente diseminados de las formas en que los hombres nos beneficiamos del sexismo. Son ejemplos del poder de los hombres sobre las mujeres. Esta estructura de poder masculino sobre las mujeres puede ser llamada "patriarcado". A los hombres nos interesa perpetuar la existencia de las desigualdades de género, del sexismo, porque ganamos mucho de ellos. Lo que ganamos es poder, privilegios, prestigio, y un grupo entero de personas a quienes podemos sentirnos superiores: las mujeres.
El poder de los hombres sobre las mujeres
A veces, el poder de los hombres sobre las mujeres se expresa en acciones individuales, como en el caso de un hombre que le silba a una mujer que camina por la calle o que continúa hablando mientras las mujeres arreglan el lugar después de una reunión. Es fácil reconocer incidentes de poder particulares: el gerente de un banco le niega un préstamo a una mujer soltera... varios hombres jóvenes violan a una mujer que conocen. Más allá de estos actos individuales de fuerza u opresión se encuentra toda una estructura de poder. En la mayoría de los casos, quienes dirigen las corporaciones, los departamentos gubernamentales y las universidades son hombres, quienes disponen las cosas de tal forma que es extremadamente difícil para las mujeres ganar acceso a posiciones de alto nivel. Éste es un ejemplo de la naturaleza estructural del poder de los hombres. Este nivel estructural del poder patriarcal da forma, a su vez, a las interacciones individuales entre hombres y mujeres.
Los beneficios del sexismo y el patriarcado para los hombres existen también en una escala global. Los hombres percibimos el 90 por ciento del ingreso mundial y poseemos el 99 por ciento de las propiedades. Cometemos alrededor del 90 por ciento de los crímenes violentos, incluyendo casi el 100 por ciento de las violaciones.
La conducta sexista es conducta culpable, conducta por la cual son responsables quienes la presentan. Y a quienes se comportan de manera sexista les conviene que las cosas continúen así. Los hombres ganamos mucho con el sexismo: tenemos alguien que cuida de nosotros, que cocina, lava y limpia para nosotros, que nos alimenta, nos consiente, nos alivia y nos halaga. Si el sexismo no existiera, tendríamos que crecer y cuidar de nosotros mismos -- y tendríamos que aceptar que, después de todo, no somos tan especiales como creíamos.
El sexismo incluye todos los aspectos de nuestra conducta y costumbres, de nuestro lenguaje y nuestras instituciones sociales que crean, refuerzan y provienen de desventajas experimentadas por las mujeres. El feminismo significa una redistribución del poder en nuestra sociedad para que los hombres como grupo dejen de ejercer poder sobre las mujeres y de oprimirlas como grupo.
Todos los hombres nos beneficiamos del sexismo. Vivimos en una sociedad patriarcal que trabaja en función de nuestros intereses. Esta sociedad es injusta.
Puedo caminar por el parque de la ciudad a las tres de la mañana y sentirme mucho menos amenazado, porque sé que no seré violado, acosado o perseguido. Para una mujer, tal espacio es potencial y prácticamente muy diferente. Yo, como hombre, puedo sentir confianza y poder en situaciones públicas porque éstas son pobladas y definidas, en su mayoría, por hombres. En algunas raras ocasiones, por ejemplo, podría atemorizarme el tener que pasar junto a un grupo de hombres borrachos. Una mujer experimenta este sentimiento como una vivencia diaria.
Como hombres, hemos crecido aprendiendo a ejercer poder sobre las mujeres. Hemos aprendido que el poder patriarcal que poseemos es "natural" y que no puede ser cambiado. Esta forma de pensar es parte de la ideología del sexismo, que justifica y legitima la opresión de las mujeres. Pero el poder patriarcal puede ser cambiado.
¿Qué puedo hacer yo?
Nuestra primera reacción ante todo esto podría ser el sentirnos amenazados y hostiles. Si podemos superar esta fase, la culpa es a menudo la próxima fase. Dejemos ambas a un lado. La culpa es una emoción negativa que nos paraliza y nos hace sentir que somos incapaces y que no valemos nada. Pero hay tanto más que sí podemos hacer y tanto que debemos hacer si queremos desafiar seriamente el sexismo.
¿Por qué evitar la culpa? Porque es paralizante. Según mi propia experiencia, es inútil sentirme muy culpable porque una mujer me dijo que soy sexista. Mi conducta sexista no cambió en absoluto. Fue mucho más productivo pensar: "Sí, lo que hice fue sexista. ¿Qué haré al respecto? Simplemente dejaré de hacerlo". Esto, para mí, es mucho mejor que ahogarme en autocompasión y no cambiar.
El hecho de que los hombres tengamos tanto poder y nos beneficiemos de la opresión de las mujeres no desaparecerá simplemente por sentirnos culpables o tristes. Es más probable que estos sentimientos sólo nos lleven a agotar las energías emocionales de las mujeres cuando están con nosotros y que impidamos que otros hombres lleguen siquiera a considerar estos asuntos. La opresión sólo terminará cuando los hombres dejen de oprimir.
Desafiar el sexismo tiene que ver con nuestro crecimiento. Me permite a mí, como individuo, vivir una vida más plena y exploratoria. Es sano. Este cambio puede permitirnos establecer relaciones honestas y sensibles con las mujeres y formar amistades más abiertas y de más confianza con otros hombres.
Debemos estar dispuestos a cambiar nosotros mismos. Esto es difícil, divertido, emocionante. A continuación, dos cosas pequeñas pero radicales que debes empezar a hacer desde hoy:
1. Escucha lo que las mujeres dicen. Los hombres tradicionalmente dominamos las conversaciones. Hablamos más, interrumpimos a las mujeres y no escuchamos. Observa cómo lo hacen otros hombres y luego obsérvate a ti mismo. Trata también de escuchar a las mujeres en un sentido más amplio, leyendo literatura feminista. Responde a las iniciativas y campañas políticas de las mujeres y apóyalas.
2. Desafía el sexismo de otros hombres. No dejes pasar los comentarios sexistas de otros hombres sin comentarlos, y nunca participes en su degradación de los homosexuales y las lesbianas. Prueba decir "Eso me parece ofensivo", "Lo que dijiste me ofende pues denigra a las mujeres", "No estoy de acuerdo con tu hostilidad hacia los homosexuales", etc. Hacerlo puede ser atemorizante, pero vale la pena.
* Micromachismos - La violencia invisible en la pareja.
Luis Bonino
www.luisbonino.com
* Obstáculos a la comprensión e intervenciones sobre la violencia (masculina) contra las mujeres.
Luis Bonino
www.luisbonino.com
* Violencia de género y prevención. El problema de la violencia masculina.
Luis Bonino
www.luisbonino.com
* Violencia masculina contra las mujeres.
José Lozoya (Hombres por la Igualdad)
www.hombresigualdad.com
Masculinidad(es) en el tapete
El próximo año Uruguay será sede del cuarto Coloquio Internacional de la investigación sobre Varones y Masculinidades, que ya ha tenido ediciones en Puebla (2004) y Guadalajara (2006), México y en Medellín, Colombia (2008), organizadas por la Red Internacional de Estudios sobre Varones y Masculinidades. Esta organización de segundo grado trabaja en torno al estudio y análisis de las identidades masculinas y las problemáticas de los varones de la sociedad contemporánea, partiendo del reconocimiento a los logros de las luchas del movimiento de mujeres y en el entendido de que la autorreflexión de los varones es imprescindible para modificar las relaciones de género y evitar la violencia.
Isabel Perez (Diario la Republica, Uruguay)
Hernando Muñoz Sánchez, profesor de la Universidad de Antioquia en Colombia y representante de la Red Internacional de Estudios sobre Varones y Masculinidades, dictó el pasado 18 de junio en Montevideo una conferencia sobre "Varones: co-responsables de la erradicación de la violencia de género". La actividad fue organizada por Mujer y Salud en Uruguay (MYSU), la Cátedra Libre de Salud Reproductiva, Sexualidad y Género de la Facultad de Psicología y el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.
Si bien Muñoz proviene del mundo académico y sus estudios tienen relación con él, asegura que su apuesta es "político social", pues considera fundamental ejercer una influencia desde el movimiento social para intervenir en lo público. "Si la academia no se conecta con el activismo quedamos atrás", asegura.
Hasta ahora, las cuestiones relativas a la equidad de género siguen siendo trabajadas por las mujeres, pero el profesor colombiano considera que "las mujeres no pueden seguir haciendo ese trabajo por nosotros", pues responsabilizarse de pensarse como varones es un modo de reducir la violencia hacia las mujeres.
PODER TODO ES PERDER MUCHO
Muñoz cuestiona que el empoderamiento de las mujeres como única estrategia de las políticas públicas para reducir las desigualdades de género sea suficiente, pues al llegar a la casa esa mujer sigue teniendo problemas en la vida cotidiana, ya que el varón no se ha modificado. Entonces, "se empodera el discurso pero no las prácticas", explica.
Por ello, poner en el tapete el tema de las masculinidades, no sólo desde la academia sino también desde la sociedad civil, implica a su juicio hacer saber que también está en cuestión "la masculinidad" en su sentido más hegemónico, como modelo que se presenta único e invariante, cosa que de otro modo queda sin problematización.
A su vez, Muñoz cree que los varones viven en un "engaño", pues bajo la consigna de "yo puedo con todo", en realidad se han perdido, durante generaciones, de vivenciar experiencias tales como la paternidad y, en realidad, tras la máscara de la omnipotencia se esconden insatisfacciones.
Evidentemente también, en el "juego de resignificaciones" que se propone la Red Internacional de Estudios sobre Varones y Masculinidades respecto a qué es "ser varón" o que modos de ser varón existen, habrá cosas "que perder" como género, en tanto hay espacios de poder de los que se verán corridos.
IGUALDAD EN LA DIFERENCIA
Muñoz destacó también, como un aspecto importante de la reflexión, que los hombres comprendan que "la igualdad es lo opuesto a la desigualdad, no a la diferencia. Las diferencias hay que potenciarlas". En ello el discurso del experto hace hincapié, ya que tiene como eje el respeto de la diversidad.
Algunos de los compromisos que tiene el movimiento sobre masculinidades, según Muñoz, son: generar nuevos referentes masculinos que representen modelos diversos de "ser" varón y reforzar con otras estrategias el empoderamiento de las mujeres, pues de otro modo "hay más violencia de género, porque no resolvemos el interior de las casas".
Desde el punto de vista académico, destacó la importancia de "explorar las formas de subjetivarse como hombres", explorar nuevas modalidades de crianza y educación a nivel formal que propicien la diversidad, al tiempo que, en el ámbito del activismo, se hace necesario "denunciar la violencia hacia las mujeres, no ejercerla ni permitir que se ejerza a nuestro alrededor".
CIRCULO DE HOMBRES, EXPERIENCIA URUGUAYA
Círculo de hombres funciona desde el 2004 como una experiencia de trabajo cuyo objetivo es el crecimiento personal en grupo. Por medio de diversas técnicas fundamentalmente vivenciales, los varones participantes se encuentran consigo mismos, con sus trabas, miedos, mandatos, así como también con su capacidad de escucha y su sensibilidad, entre otras virtudes.
En uno de los talleres recientes, cuenta el licenciado Gustavo Barone que los coordina, el tema disparador fue la historia de dos hermanos varones que con 3 y 6 años fueron enviados por sus padres diplomáticos solos desde Europa, con el preconcepto de que podrían solos y el mandato, para el mayor, de hacerse cargo del menor de los hermanos.
Reparar ese abandono y deconstruir el imaginario que los hizo crecer en la idea de que como varones debían "poder con todo", fue parte del trabajo grupal que tuvo que encarar en esa oportunidad el Círculo de hombres, que busca abordar los puntos de partida por medio de mecanismos tales como la dramatización o la "recreación de la escena", para luego poder modificarla.
"La idea es que la persona que vivió eso pueda intervenir en la escena y volcar cómo le gustaría que fuera hoy", explica Barone, intentando trasmitir con palabras lo que se vive a nivel experiencial en estos encuentros, que intentan dar lugar a los individuos para que también puedan "descargarse".
CONSTRUCCION COLECTIVA
Para Barone, lo sustancial de este trabajo es que "nosotros como género estamos en discusión, nos estamos discutiendo", aunque no todos lo hagan con la misma conciencia. Esa discusión, agrega, "es un trabajo de construcción colectiva que debemos comenzar por hacer los hombres, antes de poder interactuar con las mujeres en ese terreno".
Esta convicción -que también parece estar en otras líneas de trabajo sobre masculinidades como la presentada por el colombiano Hernando Muñoz- de que el trabajo sobre quiénes son y quiénes quieren ser los varones debe comenzar por una discusión a la interna del género, tiene que ver para Barone con que "la construcción colectiva nuestra maneja otros códigos, otros referentes, otras herramientas, otros conceptos".
De hecho, continúa, si la mujer tiende a intervenir en los procesos de debate sobre masculinidad, se "reafirma el lugar femenino de mamá, según el cual siempre nos ven a nosotros como el niño que está creciendo, que tiene dificultades, no madura", lo cual paraliza al propio varón en muchos casos, porque él debe estar dispuesto también a trabajar/se.
POTENCIANDO LO BUENO
"Pasar el cuerpo por la experiencia es formativo", asegura Barone, intentando mostrar que no se trata sólo de adquirir información para poder repensarse como hombres. El grupo da otras posibilidades de trabajo: "sostiene, posibilita, contiene" lo que va surgiendo y permite que los participantes se manifiesten con más soltura y libertad.
En este sentido, es importante resaltar lo que expresa Barone sobre este trabajo de Círculo de hombres que lleva más de 5 años en acción y que hoy cuenta con dos grupos: uno cerrado al trabajo sobre sí mismo y otro abierto a nuevas integraciones: lo que los diferencia es que no trabajan "con la discapacidad cultural: los aspectos asociados a los hombres de agresividad, violencia, sino desde los indicadores de salud".
Círculo de hombres, que funciona en el local de Somos Sonido (Baldomir 2420), se ha unido a otros grupos a nivel internacional con la idea de generar espacios más amplios donde intercambiar y fortalecerse en red como varones. "Eso se va a sentir también en una interacción diferente con las mujeres", asegura Barone, que se muestra entusiasmado con las noticias de que Uruguay será en noviembre de 2010 sede del Coloquio sobre masculinidades.
Actualmente cuentan con un espacio virtual:
http://www.hombresdeconstrucción.blogspot.com/,
además de trabajar en coordinación con Varones por la equidad de Argentina, estar asociados a la Alianza MenEngage -un conjunto de instituciones que realizan programas con hombres y masculinidades en la región Andina y Sur de Latinoamérica- y de ser parte de la Campaña del Lazo Blanco, que reúne a ?hombres trabajando para poner fin a la violencia masculina contra las mujeres?. Se puede obtener mayor información en www.somossonido.com.uy
La diversidad también es cosa de hombres: cómo involucrarles en la igualdad de género
Mucha Ley de Igualdad y mucho hablar de la rentabilidad de la presencia de mujeres a nivel directivo, pero o los hombres se involucran también en la igualdad de género en las empresas o no hay nada que hacer. Involucrar sólo a las mujeres en las estrategias de diversidad de género no es suficiente, y podría ser hasta contraproducente. Entre otras cosas porque puede sonar a feminismo empresarial, y eso, lo siento amigas, tiene poco recorrido.
No se trata tanto de admitir la obviedad de que el género es también cosa de hombres, sino de entender las claves que ayudarán a que ellos también se involucren y puedan convertirse en agentes de cambio. Para empezar es necesario entender las normas de la masculinidad, algo que ya abordé en la entrada sobre igualdad de género y masculinidad. Esas normas no escritas dicen que los hombres deben rechazar lo femenino, tener una actitud ganadora, ser duros y buscar la aprobación/camaradería masculina. Partiendo de aquí la organización Catalyst ha desarrollado un estudio, recién publicado, que aporta claves prácticas para entender las motivaciones y también las barreras principales que perciben los hombres a su participación en los programas de género. El estudio lleva por título “Engaging Men in Gender Initiatives: What Change Agents Need to Know“, consta de 45 páginas (15 son de metodología y referencias) y está disponible para descarga gratuita.
El estudio partió de elaborar a partir de entrevistas en profundidad una serie de posibles factores predictores de la involucración de los hombres en la igualdad de género en la empresa, y después comprobó mediante una encuesta cuales efectivamente mostraban correlación. Entre los posibles predictores estaban la edad, el tipo de puesto de trabajo, tener alguna hija o el estatus laboral de la pareja (es decir, tener mujeres también trabajando). Ninguno de estas variables fue relevante. En su lugar los 3 elementos predictores fueron: la predisposición a desafiar algunas de las normas de la masculinidad ya mencionadas, la existencia en sus carreras de mujeres mentoras y sobre todo su sentido de la justicia.
Claramente el mejor predictor de la actitud e involucración de los hombres ante la igualdad en la empresa es, por tanto, una conciencia amplia sobre la justicia incluyendo la conciencia de una desigual distribución de recursos en la sociedad. Se ha observado además que, aunque se puede educar y desarrollar, esa conciencia de la desigualdad suele estar enraizada en experiencias personales y emocionales. Esto tampoco es muy sorprendente ya que hace tiempo que los psicólogos saben que los humanos tendemos a juzgar una situación como injusta si personalmente nos causa una desventaja.
El estudio también ha identificado las tres principales barreras a la participación masculina en los programas de igualdad: apatía, miedo y, en menor frecuencia, ignorancia. Apatía porque muy frecuentemente los hombres desconocen el coste personal que las desigualdades de género les suponen también a ellos, como la presión de ser la fuente de ingresos primaria a nivel familiar, mayor distancia emocional con la pareja y los hijos, o los costes psicológicos y de salud. Miedo de 3 tipos: 1/ a la pérdida de estatus (juego de suma cero: si las mujeres ganan, los hombres pierden, en lugar de ver los beneficios en su conjunto); 2/ miedo a cometer errores (por ser hombres todo lo que hagan estará bajo escrutinio y mal hecho); 3/ finalmente, miedo a la desaprobación del resto de hombres (que les vean ”flojos” o poco masculinos; las reglas de la masculinidad de nuevo en acción). La tercera barrera, ignorancia, puede ser real o percibida y es relativa al conocimiento sobre los sesgos y desigualdades de género. A combatir esta falta de conocimiento no suelen ayudar las organizaciones y muy especialmente sus departamentos de Recursos Humanos, ya que suelen trasladar la idea de que las empresas son sistemas de meritocracia perfecta y que las políticas de Gestión del Talento no tienen sesgos, es decir, aquello de ”aquí promocionamos a los mejores; nos da igual el género o cualquier otra diferencia”.
Supongo que conocer el estudio que demostraba que los hombres igualitarios cobran menos que los que tienen actitudes tradicionales, podría actuar como barrera adicional para muchos hombres pero también como estímulo adicional para los que ya están comprometidos con la igualdad ya es un ejemplo claro de la necesidad de avanzar hacia una sociedad y una empresa más justa para tod@s.
Entre las recomendaciones que menciona el estudio para mejorar la participación masculina en los programas de igualdad en la empresa están la creación de grupos de hombres para explorar en profundidad todos estos temas, los programas de mentoring cruzados, con mujeres en el rol de mentoras de hombres, y la formación/sensibilización sobre la desigualdad de género para facilitar el conocimiento sobre la existencia de sesgos que son muy reales y con consecuencias muy prácticas para ellas … y para ellos.
Uxio Malvido
http://diversidadcorporativa.wordpress.com/
Prostitucion, hipocresia y lobbying
Periodicamente resurge el debate sobre la prostitucion. Conferencias, emisiones, noches tematicas, y una pelicula documental tomando partido por la legalizacion de lo que ellos llaman el "oficio" mas viejo del mundo.
La mayoria de las personas que se prostituyen son sobretodo resultado de medios desfarecidos, y muchas han tenido un recorrido vital sembrado de violencias y de maltratos de todo tipo. Sabemos la importancia de los traficos mafiosos de la prostitucion forzada. Y en cierta forma,hoy todo el mundo parece estar de acuerdo sobre estos puntos.
Para el resto, dos campos se enfrentan.
El campo de la economia del proxenetismo trata de influenciar el mundo politico para legalizar el comercio de la prostitucion. Como en Suiza, en Espana, en los Paises Bajos o en Alemania, los "supermercados" podrian tener un comercio honrado y ofrecer las mujeres a sus clientes para alquilarlas por algunos minutos. Ellas serian unicamente "voluntarias", empleadas legalmente y tratadas como tales. El proxeneta es, en este caso, un empresario.
Frente a eso las asociaciones "abolicionistas" se movilizan, no contra las personas prostituidas (piden ademas la abolicion de la ley sobre la captacion de clientes que las criminaliza) pero en la exigencia de que la prostitucion sea considerada como una violencia y no como un "oficio".
Toda la discusion por tanto se centraria sobre aquellas mujeres que se prostituirian "por eleccion". Puede uno, en efecto, sorprenderse de ver que haya mujeres que elijan "libremente" practicar decenas de felaciones por dia. Sin embargo, el lobby pro-proxenetismo ejerce actualmente un trabajo desaforado a traves de diversas asociaciones para hacer creer esta incongruencia. Algunas mujeres preferirian eso a un tener un empleo y harian por tanto una eleccion razonada. Algunas lo afirman publicamente, en la television, en los documentales que toman partido por creer en su palabra.
La relacion sexual tiene algo especial. Contrariamente a otros tipos de agresiones o a la gravedad de las secuelas fisicas, aunque la victima no conserve ninguna herida fisica, en un caso de violacion es en otro terreno que sostendra el debate la decision de un tribunal. La intrusion no consentida en el cuerpo (el sexo) de otro es siempre considerada como un crimen. Las heridas psicologicas estan vinculadas con lo que la sexualidad significa en el corazon mismo de nuestra construccion intima. Sabemos de los suicidios despues de tales agresiones. La violacion es actualmente considerada como un crimen, incluso si es cometida por un marido. Lo que la define se resume en una palabra: el deseo o la ausencia de deseo y por tanto de consentimiento.
Es la razon por la cual no se puede comparar la accion de la mujer que ensambla piezas en un taller con la de la mujer que alquila su sexo o su boca.
Por otra parte, la prostitucion funciona siempre segun una vision arcaica y de cliché de la sexualidad masculina que seria
impulsiva, irreprimible y pulsional contrariamente a la de las mujeres. En tanto que hombres, nada nos obliga a reconocernos en esta descripcion, y la mayoria de nosotros no alquilara jamas el cuerpo de una mujer prostituta en el curso de su vida. Uno puede incluso declararse en oposicion total con estos clichés culturales siendo al mismo tiempo libertino. Esta vision de la sexualidad femenina pasiva y sentimental es evidentemente cuestionada hoy en dia. No obstante, el debate sobre la prostitucion nos reenvia siempre a argumentos esencialistas y muy normativos.
Oponerse a las ideas pro-proxenetismo nos coloca en el campo de los puritanos, de los moralistas. Uno puede sin embargo defender una libertad sexual total, incluido el libertinaje mas completo, las practicas sadomasoquistas y tambien otras, pero exigir que la accion se desarrolle unicamente entre adultos consentidores. Seria eso ser moralista?
No podria uno exigir que esta total libertad sexual se desarrolle unicamente sin transacciones financieras, es decir, entre adultos que consienten y desean? Conocemos el vinculo simbolico entre el dinero y el poder. Buen numero de clientes "prostituidores" tienen diferentes amantes pero obtienen tambien placer de "pagar por ello". La transaccion financiera es un buen simbolo de poder.
Extranyamente, siempre vemos a los conservadores ser los primeros en reclamar la apertura de los burdeles. El matrimonio estricto, la heterosexualidad, la sexualidad pudibunda en casa pero los prostibulos para soltarse. Una vueltita por el confesionario y ya esta. La hipocresia es total.
Otro argumento, las mujeres se prostituirian tambien en el matrimonio. Uniendose con un hombre mas adinerado, buen numero de mujeres se prostituirian, no teniendo por su conyuge ningun deseo pero quedandose con el por su dinero. El argumento es falaz ya que ?como comparar la triste realidad de un sexo triste, de la pareja que ya no se desea mas, a esta de las mujeres poniendo dentro de su cuerpo el sexo de decenas de desconocidos cotidianamente?
En fin, es dificil enfrentar los testimonios de mujeres prostitutas defendiendo abiertamente lo que las oprime. El efecto es bien conocido por los psicologos, y se llama negacion.
Asumir la responsabilidad de su propia exclusion es a veces mas facil de soportar que admitir que uno esta aplastado por un sistema social mas fuerte que nosotros. Una prostituta escribia recientemente: "si yo comienzo a decirme que mi unica funcion (....) consistira en ser un agujero para follar. Que mi instrumento de trabajo sera el sexo de hombres sucios. Que yo pasare mis tardes frotandome y limpiandome el culo como una enferma mental con un jabon ginecologico antiseptico, (...) si un dia yo tengo la inconciencia de mirar esta realidad y esta tristeza de mi vida, me hundo en el alcoholismo o la depresion".
Numerosas son las mujeres que han testimoniado publicamente de su "eleccion" antes de retractarse tambien publicamente una vez que salieron de ese medio. "Como habeis podido creerme?" ha dicho Ulla, y muchas otras despues de ella.
Hace dos anyos, algunas personas que habian sido prostitutas han reaccionado a la proposicion de abrir un centro legal de prostitucion en Vancouver: "creemos que ningun cambio en las condiciones y los lugares en los cuales hemos sido prostituidas habrian podido reducir los danyos (que nos causaron) de manera significativa. Y consideramos como un insulto ver los perjuicios que hemos sufrido en la prostitucion normalizados y rebautizados como "trabajo".
Pero entonces, por qué tantas asociaciones, de militantes, de cineastas detras de la causa de los proxenetas? Ya que son ellos los que recogen los principales beneficios economicos.
Yo veo en ello tres razones principales: la moda, la aberracion y el dinero.
La mayoria de los franceses, incluidos los Verdes recientemente, caen en la trampa de eso que puede parecer "lo mejor" para las personas prostitutas. Un centro controlado por inspectores del trabajo y la higiene, es mejor que el Bois de Boulogne (parque semejante al Retiro de Madrid). Esta idea parece progresista y moderna. Esta eleccion proviene evidentemente de un total desconocimiento del asunto que no ha sido nunca un obstaculo para expresarse.
La segunda razon para hacer alarde publicamente, digamos cinematograficamente, es que es una forma de encontrar los argumentos utiles para justificar las propias desviaciones sexuales. Se construye un discurso politico que enmascara comportamientos que uno no podria explicar de otra manera. A veces ni siquiera a sus propios ojos. De nuevo la negacion.
Por ultimo, el dinero. Imaginemos un instante que algunas personas tomen la palabra para repetir palabra por palabra los argumentos de la industria farmaceutica o de los cigarrillos. No sospechariamos de que estas palabras fueran agradecidas por algunos honorarios o regalitos? Por qué tratar de forma diferente el lobby de los proxenetas dado que el mismo representa unos intereses financieros colosales, con sociedades multinacionales que a veces cotizan en Bolsa?
Finalmente y para concluir, el argumento mas indignante del lobby pro-proxenetismo es el de las personas discapacitadas. Puede uno privarles de una vida sexual que solo una prostituta podria venderles? Las peores intenciones encuentran siempre una noble causa para justificarse. Un hombre joven paraplegico ha ofrecido recientemente la respuesta en un debate publico en un cine. Sentado en su silla que acciona con el menton, ha declarado:"cualquiera que sea mi handicap, jamas humillare a una mujer para mi placer".
Se trata de eso justamente .
Patric Jean est cinéaste, auteur de "La Domination masculine".
LEMONDE.FR • Mis à jour le 20.03.10
Eliminando a la testigo
"En cada mala hora que una mujer aparece muerta, y los medios de comunicación informan de que el presunto asesino es su marido, o su novio….los mismos pensamientos me rondan la cabeza
En cada día fatal en que una persona pierde la vida porque su ex pareja fue incapaz de aceptar que no la poseía, me pregunto lo mismo.
¿Quién nos mantiene engañados? ¿Quién logra que creamos que la violencia hacia la mujer es producto de un simple arrebato pasional? ¿Qué fuerza nos hipnotiza hasta convencernos de que el problema recae exclusivamente sobre el asesino?
La violencia hacia la mujer la sostiene las actitudes machistas y nauseabundas que aún imperan en la sociedad. Esas actitudes, las promovemos cada hijo de vecino cuando alabamos la fortaleza de un niño pero celebramos la belleza de una niña. Hacemos más fuerte al monstruo, en cada ocasión que a un chico adolescente, le animamos a que persiga chicas antes que en el barrio le llamen maricón. Las alimentamos cuando aconsejamos a nuestras hijas que no estudien porque lo mejor es encontrar un buen marido que las mantenga. Y aún más, cuando nos tiramos el rollo con nuestros vecinos diciendo que “ayudamos a la mujer en la casa” y lo único que hacemos es comprar el pan y bajar la basura. Alimentamos el monstruo de la violencia cada vez que toleramos sin inmutarnos declaraciones de la Iglesia Católica sobre lo que debe ser una mujer: esclava del marido y máquina reproductora de sexualidad pasiva.
Sí. Uno es el asesino, pero la complicidad está compartida
Y sin embargo, pienso en hombres y mujeres y me doy cuenta de que en realidad: por cada mujer que se separa y es capaz de sacar adelante por sí misma a su familia, hay 10 hombres que buscan desesperadamente una mujer sustituta; Que por cada hombre que no es capaz de llorar porque sería mostrar debilidad, hay 10 mujeres que no pueden evitarlo por las palizas que reciben cada día. Que por cada mujer que prefiere vivir sola, hay 10 hombres incapaces de afrontar la vida sin una mujer.
A poco que lo pienso, se me hace evidente que el hombre que mata a su pareja, en realidad, trata de eliminarla, porque ella ha sido testigo de su pequeñez como ser humano y su bajeza como persona.
Les saluda, Oswaldo Martín".
(Hombres en Canarias)